El implante subcutáneo para pagar ya es una realidad
Parecía cosa de ciencia ficción. Lo habíamos visto en las películas, e incluso sabemos de la existencia de personas que se implantan todo tipo de dispositivos y sensores en el cuerpo a modo experimental - los conocidos como cyborgs.
Lo que ya no estaba tan claro es que esta tecnología se llegara a ver implementada a corto plazo para el público general y para un uso tan cotidiano como los pagos con tarjeta. Pues bien, este momento ha llegado. Aterriza en España Walletmor, el chip subcutáneo que podemos asociar a un método de pago y usar con cualquier datáfono que acepte pagos contactless.
Fácil de obtener
El chip se puede conseguir fácilmente desde su página web y cuesta 199 euros. Para hacernos una idea, sería algo así como los implantes que les ponen a las mascotas para identificarlas, pero con la información de una tarjeta de pagos.
Una vez adquirido el implante, el usuario tiene que darse de alta de la aplicación para pagar, un monedero virtual llamado iCard, que se asociará al chip implantado. iCard es gratuito y opera como un banco, con cuenta IBAN e incluso una tarjeta visa de débito física (para quien la quiera), también gratuita. A esta cuenta, naturalmente, habrá que transferirle fondos para poder pagar.
Una vez recibido el implante, se debe concertar una cita en uno de los centros autorizados, donde procederán a implantarle el chip en el usuario. Normalmente en el lateral de la mano o en la muñeca.
Emplazamiento recomendado.
En España solamente hay implantadores autorizados en Barcelona, Zaragoza, Gandía, Alicante y Murcia. El mapa y las direcciones de los centros puede consultarse aquí. De todos modos, desde Walletmor aseguran que cualquier cirujano o incluso cualquier centro de piercings es capaz de hacerlo.
Una vez implantado, el chip no necesita ningún tipo de energía para funcionar ni emite radiación o frecuencia alguna. Tampoco genera alergias ni rechazos, pues está fabricado con materiales biocompatibles, aunque se puede extraer en cualquier momento con una pequeña incisión.
En cuanto a la seguridad, los datos alojados en el chip están encriptados, de modo que no se pueden copiar a otros soportes, pero sí pueden leerse con cualquier datáfono e incluso con los lectores de los cajeros automáticos, para que el usuario pueda retirar dinero si lo desea. Y como cualquier tarjeta, a partir de cierta cantidad hay que verificar la compra mediante el clásico PIN de cuatro dígitos.
La caducidad del implante, eso sí, es de ocho años. El lote que se está vendiendo actualmente está fabricado en mayo de 2021, de modo que quien lo compre ahora lo podrá utilizar hasta 2029. Desconocemos qué sucedera a partir de mayo de 2029, aunque no descartamos que tuviera una obsolescencia preprogramada.